![](https://www.cdprometeo.com/wp-content/uploads/2018/06/1280px-Piero_di_Cosimo_038-1280x720.jpg)
En donde se explica el por qué del título de este blog. Los humanos somos criaturas de Prometeo. Él nos dio la racionalidad, sin pensarlo mucho, y nosotros nos empeñamos en mantenernos fieles a su legado. Pero es un legado envenenado, porque nos provoca una profunda infelicidad. De eso, y de las posibles escapatorias, trata este blog.
Recordatorio de Prometeo
Recordáis a Prometeo, ¿no? Sí, hombre, el dios amigo de los humanos de la mitología griega. El que robó el fuego de los dioses y nos lo pasó a los hombres, y a causa de ello fue castigado por Zeus. Y no era un flojo, Zeus. Era el macho alfa del Olimpo, y cuando se enfurecía contigo ya te podías preparar. Da igual que fueras humano o divino. O algo entremedias, porque también había de esos. Sí, Prometeo era divino, pero eso no le ponía a salvo del sufrimiento: justamente lo contrario. La divinidad acarreaba, en el Olimpo, un inconveniente que es el sueño de todo torturador adicto al trabajo: un dios nunca se muere por mucho que te pases con él. Así que Zeus hizo encadenar al pobre Prometeo a una montaña y ordenó a un águila (sí, Zeus lo podía hacer) que se acercara cada tarde un rato y le comiera el hígado. Durante la noche a Prometeo se le regeneraba la víscera, así que al día siguiente el águila la volvía a encontrar fresca y apetitosa. Así iban las cosas en aquella mitología.
De los humanos también se acordó, Zeus, y quiso contrarrestar el favor que Prometeo nos había hecho al darnos el fuego. A su manera, claro. A lo bestia. Hizo que Pandora abriera su famosa caja (que en realidad era un ánfora) y escaparan de ella todos los males, que se extendieron por el mundo y nos trajeron toda clase de desgracias. Un personaje interesante, Pandora. Como Eva, expresa la esencia de la mentalidad patriarcal. Los hombres (los machos) no podemos dejar de desearlas, a las Evas y las Pandoras, pero ellas son la causa de todos nuestros males. Otro día reflexionaré sobre ellas.
![Imagen de Pandora](https://www.cdprometeo.com/wp-content/uploads/2018/05/285px-Pandora.jpg)
![Imagen de Eva](https://www.cdprometeo.com/wp-content/uploads/2018/05/191px-Albrecht_Dürer_-_Eva.jpg)
![Busto de Platón](https://www.cdprometeo.com/wp-content/uploads/2018/05/316px-Plato_Pio-Clemetino_Inv305.jpg)
La variante platónica
Hasta aquí la versión mainstream del mito de Prometeo. Perdonadme los que ya lo conocíais. Perdonadme sobre todo por el tono irreverente, pelín esperpéntico. Los que no lo conocíais haréis bien en buscar una segunda opinión. Pero la versión del mito en la que se basa el título de la web no es la mainstream. Diría que es una versión indie si no fuera porque procede de Platón. Que no es precisamente indie, aunque parece que llevaba barba de hipster. En cualquier caso su versión es ligeramente diferente. Platón solía delegar en alguno de los personajes de sus Diálogos la exposición de sus ideas. El mito de Prometeo, covered by Plato, lo expone el protagonista principal del Protágoras, que es, cómo no, el mismísimo Protágoras.
En la versión de Platón, Prometeo nos da a los humanos otra cosa, además del fuego. Nos da la sabiduría, es decir, la racionalidad, sin la cual el fuego no serviría más que para quemarnos. Si habéis leído el párrafo anterior (no es obligatorio, total sólo era… Platón) tal vez os haya llamado la atención lo mismo que a mí: que la racionalidad humana es consecuencia de una chapuza de última hora. Epimeteo se había olvidado del hombre en su distribución de facultades entre los animales, y Prometeo, en un intento desesperado por solucionar el despiste antes de que se alzara el telón, le dio la sabiduría junto con el fuego. En el último momento, deprisa y corriendo. Y para compensar. Una chapuza, ya digo.
Así que la racionalidad es una facultad divina robada a los dioses por Prometeo, quien ya sabemos que sufrió en el hígado las consecuencias de su atrevimiento. No se le asigna sabiduría al ser humano como consecuencia de un cálculo, no forma parte de un diseño estudiado. Los dioses que modelaron todas las especies no había previsto que fuésemos racionales. Ni ninguna otra especie formada, como nosotros, mediante la combinación de substancias materiales. No era lógico insuflar inteligencia a un ser material. Pero Prometeo lo hizo. Y así nos va.
Hablando en serio: hay una falta de encaje entre nuestra naturaleza animal y la racionalidad. No fue Prometeo, vale, todo era un mito. Aunque siempre se basan en algo, los mitos, siempre transmiten alguna idea básica, profunda. Pero no fue Prometeo: fue la evolución. A fin de adaptarnos mejor al medio hemos hiperdesarrollado una facultad que otros animales poseen en mucha menor medida. Y hemos tenido éxito, eso es indudable. Nos hemos adaptado como nadie. En Alaska hay osos polares pero no camellos, en el Sáhara hay camellos pero no caimanes, en el Amazonas hay caimanes pero no… Y en todos esos lugares hay humanos. Hemos tenido un clamoroso éxito adaptativo, pero ¿a costa de qué?
![Imagen de "Prometeo trayendo el fuego a los humanos"](https://www.cdprometeo.com/wp-content/uploads/2018/05/Heinrich_fueger_1817_prometheus_brings_fire_to_mankind-1.jpg)
![Imagen de "Mercurio encadenando a Prometeo"](https://www.cdprometeo.com/wp-content/uploads/2018/05/Giovanni_battista_foggini_mercurio_che_incatena_prometeo_ante_1716-1006x1024.jpg)
![Imagen de "Suplicio de Prometeo"](https://www.cdprometeo.com/wp-content/uploads/2018/05/Giovanni_bernardi_da_castelbolognese_supplizio_di_prometeo_o_di_tizio_1520-50_ca-1024x776.jpg)
El peso insoportable de la razón
Cuando pienso en la inteligencia humana desde el punto de vista de la evolución pienso en las jirafas, que han desarrollado un cuello muy largo para llegar a las hojas más altas, y me viene a la mente la imagen de una jirafa con un cuello larguísimo, que tiene más éxito que ninguna porque llega más arriba que ninguna. Pero ese cuello monstruoso le impide caminar con soltura, la hace tambalearse. Su éxito la obliga a moverse siempre al límite del desastre. Porque si llega a desequilibrarse y cae, puede que ya no sea capaz de levantarse: no podrá con el peso de su cuello.
Este hiperdesarrollo de la inteligencia provoca muchas consecuencias negativas, pero me centraré en las dos que me parecen más importantes. La primera tiene que ver con el mal uso que hacemos de esta extraordinaria facultad. La segunda es que nos provoca infelicidad.
La primera es fácil de entender. Nos movemos por impulsos irracionales, emociones, sentimientos, deseos. Somos animales, en el fondo. La razón no fija los fines de nuestra conducta, sino que proporciona los medios para conseguirlos. Y los justifica, también. Es un instrumento muy eficaz, de manera que nos permite alcanzar fines que en principio parecían fuera de nuestro alcance. Pero estos fines están basados, en última instancia, en impulsos irracionales. Eso quiere decir que si queremos ser egoístas, podemos ser muy egoístas, si queremos hacer daño podemos hacer mucho daño. Es verdad que si los fines son buenos, la razón también favorece que los podamos alcanzar, pero la cuestión clave es que los fines no los analizamos racionalmente, no los valoramos buscando obtener las consecuencias más favorables. Hacemos lo que queremos, en última instancia, lo que nos apetece, y la razón nos ayuda.
Lo más paradójico es que la propia razón nos permite crear mecanismos para contener los daños que podamos provocar satisfaciendo nuestros deseos: normas para favorecer la convivencia, leyes, justicia. Pero también utilizamos nuestra inteligencia para burlar en beneficio de nuestros deseos las normas que nuestra propia inteligencia ha establecido. Hecha la ley, hecha la trampa. Siempre hay delincuentes astutos que van un paso por delante de la policía. En este caso es más fácil, porque el delincuente conoce perfectamente los movimientos de la policía.
![Imagen de "El pensador" de Rodin](https://www.cdprometeo.com/wp-content/uploads/2018/05/art-1301872_640.png)
![Imagen de "Las tres sombras", de Rodin](https://www.cdprometeo.com/wp-content/uploads/2018/05/17_Las_tres_sombras.jpg)
![Imagen de "El beso", de Rodin](https://www.cdprometeo.com/wp-content/uploads/2018/05/Le_baiser_-_Auguste_Rodin-842x1024.jpg)
¿Racionales y, sin embargo, felices?
Pero la consecuencia más grave que comporta la hipertrofia de la inteligencia es la segunda. Y es que la propia naturaleza de la razón nos impide ser felices. Es importante subrayarlo: al margen de que hagamos un uso mejor o peor de ella, es ella misma la que nos hace infelices. Desde este punto de vista no parece haber salvación. Somos racionales, no podemos dejar de serlo, y por tanto estamos abocados a la infelicidad. La racionalidad es inflexible, inhumana, y nos comprometemos con ella de por vida. Nos obliga a tener una visión del mundo y de nosotros mismos con la que es imposible ser feliz.
Esta segunda consecuencia es más difícil de explicar, pero también es la que más me interesa, y por tanto volveré sobre ella en sucesivos posts. Os adelanto, para que os hagáis una idea, uno de los efectos de la racionalidad que me parece especialmente culpable de crear infelicidad: el concepto de tiempo lineal, unidireccional, irreversible. Yo creo que hay alternativas menos malas. Espero ser capaz de transmitiros esta visión mía, y otras relacionadas. Intentaré imitar a Platón y hablaré más de mitos, historias, ejemplos o casos concretos, que de abstracciones y teorías. Ya me diréis cómo voy.
Pero… ¿no hay salvación? He querido poner un punto de dramatismo para hacer más interesante el relato, pero en realidad no soy tan pesimista. No hay salvación el sentido de que no hay una receta mágica, una poción que nos vaya a solucionar el problema de manera definitiva. Pero creo que tenemos recursos para salir adelante, para llevar una buena vida. Para ser felices.
Determinadas experiencias, experiencias singulares, pueden abrir brechas en el férreo control al que nos somete nuestra racionalidad. La perspectiva artística es una alternativa excelente a la inflexible perspectiva racional. La unidireccionalidad e irreversibilidad del tiempo puede ser rota, aunque sea ocasionalmente. Y también liberar los sentimientos, las emociones, desnudarse, tanto en sentido figurado como en sentido literal. Confrontarse desnudos de ropa y de normas, poseer y ser poseídos, compartir la catarsis sexual.
De todo eso escribiré a partir de ahora. Espero no ser el único a quien le parece un tema interesante.
Raúl, me agrada tu racionalidad y la página creada. Al leerte me viene la curiosidad de cómo llegaste a pensar y expresarte de esa forma. Me encantaría poder hacer lo mismo ¿cuál sería tu receta para aprender?
Saludos y sigo leyéndote en twitter también.
Gracias por leerme.
Nunca me había hecho la pregunta que me planteas. Puedo decirte que siempre he tenido mucha curiosidad por conocer y entender, y eso me hizo muy aficionado a la lectura desde niño. He leído mucho, y creo que es imprescindible para formarse un criterio que no sea simplemente un agregado de tópicos. También he escrito mucho, y aquí no hay secreto: practicar es necesario para aprender a hacer algo, y más aprendes cuanto más practicas. Curiosidad, que proporciona la imprescindible motivación, leer y escribir: no hay más secreto.
Pero puedes encontrar modelos mucho mejores que yo, y también explicaciones mucho más elaboradas que las mías. Te animo, en todo caso, a que lo intentes. Aquí el aprendizaje no es como hacer series de ejercicios físicos para estar fuerte. Aquí el aprendizaje, leer y escribir, es por sí mismo una fuente de satisfacciones.
Ánimo y un saludo.
Gracias por compartir ese punto de vista sobre la mitología y la evolución, que en la dos encusa a la raza humana, siempre buscando la felicidad de diferentes formas, sin darnos cuenta que del razonamiento somos presos hasta el final de nuestros días. Un obsequio que solo pertenecía a los dioses. ¡A los inmortales!
Gracias por leerme. Me alegra que encuentre interesante mi punto de vista.
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Apasionante